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ORGAZ EN LOS TEXTO
Pregones

Pregón de la XLII Fiesta de Primavera

Mª del Carmen Perea Ruiz-Tapiador
1 de Junio de 2011

 

Alcalde, autoridades, Jimena 2011, Reina Infantil, Damas de Honor, orgaceñas y orgaceños aquí congregados:

Es para mi un honor, a la par que una responsabilidad, dar inicio a la XLII edición de nuestra muy sentida Fiesta de Primavera, actuando en esta ocasión como mantenedora. Lo que siente Dª Jimena, nuestra Reina Infantil y sus Damas de Honor no debe diferir mucho de lo que yo misma sentí en primera persona hace ya la friolera de 40 primaveras. Por aquel entonces participábamos de una incipiente y aparentemente caprichosa festividad que había venido a engalanar en números rojos nuestro calendario local. Probablemente no era consciente entonces, como lo soy ahora, de que aquella fiesta, nacida precisamente en la primavera del 68, se convertiría con el paso de los años en una de las señas de identidad de nuestro folclore y nuestras tradiciones.

Y es que desde que ese pequeño grupo de orgaceños, sin más bagaje que la devoción a nuestra Patrona Stma. Virgen de El Socorro y el desbordante entusiasmo por nuestro pueblo, se lanzará a la aventura de crear una Fiesta, han sido muchas las dificultades superadas, como bien saben las diferentes Comisiones Organizadoras. Comisiones a las que hay que felicitar por el trabajo bien hecho y sobre todo por saber CONSOLIDAR una Fiesta, que si bien carece de tradición centenaria, es ya todo un referente en la vida de los orgaceños.

Este año, además, superando el doloroso trance que ha supuesto la desaparición de su presidente, amigo y gran impulsor de la Fiesta como fue siempre Antonio Carrillo. A todos ellos mil gracias por impulsar y mantener viva, algo a veces incluso mucho más difícil que la propia creación, esta Fiesta que goza de inmejorable salud en su 42 (cuadragésima segunda) edición. Y es que tal vez no pudiera ser de otra forma: su misma denominación hace ya referencia a esa época del año en que se hacen más evidentes los fenómenos de crecimiento y desarrollo. Crecimiento que se manifiesta también en esa energía necesaria para el comienzo de cada edición anual en que la nueva semilla rompe su envoltorio para crecer hacía la luz en una explosión de color y vida. Un color y una vida que representa cada año nuestra Reina, siempre Jimena, y que como orgaceños queremos compartir y que ya vivimos desde el mismo momento en que recibimos en nuestras casas  el Programa de la Fiesta y revisamos página a página los rostros conocidos, que en muchos casos, como para la generación a la que pertenezco, no son otros que los de los padres de nuestras flamantes reinas y damas.

De cuando en cuando nos asalta la nostalgia cuando en las fotografías de ediciones pasadas, vemos a amigos que desde ha tiempo no tratamos y comprobamos como el paso de los años  ha cambiado nuestra fisonomía hasta resultar casi irreconocibles. Algo que no debe ser motivo de pesadumbre, pues nuestra Fiesta de Primavera es motivo permanente de regeneración y savia nueva, como lo es la Primavera en sí. León Tolstoi decía en Resurrección que “por mucho que cientos de miles de personas, reunidas en un corto espacio de terreno al que se han apegado, se esfuercen en llenar el suelo de piedras para que no crezca nada en él, por mucho que limpien ese terreno hasta la última brizna de hierba, por mucho que impregnen el aire con el humo del carbón y el petróleo, por mucho que corten los árboles y obliguen a marcharse a todos los animales y aves, la primavera, hasta en la ciudad, siempre es primavera”. Y así debe seguir siendo siempre nuestra fiesta, un lugar de encuentro y alegría para los orgaceños y todo un referente comarcal que convierta a Orgaz, en esa “Azucena de Castilla” que florece y engalana nuestras blancas fachadas cada primavera, sin que nada ni nadie puede frenar la fuerza, la energía y el alborozo que ella misma, como la propia estación que la acoge, atesora.

M.C.Perea
Mª del Carmen Perea Ruiz-Tapiador

No quisiera pasar por alto mis últimos recuerdos como Reina. Acontecieron ya en la edición de 1972. Por aquel entonces el pregón se hacía  a lomos de una mula bermejilla y campanillera desde la que Pilar, Pilar de Frutos, invitaba a todos a sumarse a la Fiesta. Aún recuerdo sus palabras solicitando textualmente que “no parlen más los tratantes, ni se moje esta tarde la pluma en escribanía. No gire la noria, ni aprisque el rebaño, ni sople la fragua, ni se bata el queso, ni se cierna el pienso, ni tintineen la alcotana y la matellina, ni se cimbree el telar ....”Era hora de reunirse en torno a los acordes del Himno a Toledo, de ese ajofrineño universal que será siempre el llorado maestro Guerrero, poco antes de que subiera al estrado la histórica Bandera de los Alabarderos de Orgaz, seguida por todos los asistentes en pie en el más sepulcral de los silencios. Descendíamos las escaleras de la Torre del Homenaje del Castillo entre aplausos de los asistentes, y del brazo del Marqués de Amposta cedía el testigo como Jimena del citado año a una orgaceña de adopción. Aquella chiquilla de tez pálida y oscura cabellera, apenas visible esta última bajo el tocado que la engalanaba, de brillante presencia y extrema naturalidad no era otra que Gemma Llopis Torija-Gascó.

Bien es cierto que la incipiente amistad no fue más allá de eso, pero quiero recordar hoy a mi sucesora pues como a todos los orgaceños me sobrecogía el pasado enero su temprano fallecimiento tras una larga enfermedad y su posterior legado al Ayuntamiento de uno de los más preciados y emblemáticos inmuebles de nuestro municipio, que no es otro que nuestro Castillo. Obvia decir que en aquellos primeros momentos, y aún hoy, no puedo dejar de pensar en el corazón desgarrado de sus padres, familiares y amigos en lo que debe ser uno de los trances más dolorosos de una vida. Y si no pude conocer a Gemma en profundidad en vida, cosa que de verás lamento, si hay una serie de actitudes en su persona que me permiten inferir una serie de rasgos en su carácter que en aquellos años juveniles ya parecían intuirse. El primero, por encima de todos, es su extrema GENEROSIDAD, el más sublime de los sentimientos, móvil permanente de buenas acciones y probablemente el germen de todas las demás virtudes. La generosidad es un sentimiento tan noble como la grandeza de alma, tan útil como la beneficencia y tan tierno como la humanidad. Es en suma el resultado de la combinación de esas tres virtudes, pudiendo en su perfección suplir a cualquiera de ellas. Porque la generosidad siempre se hace con los amigos mientras que la liberalidad se lleva a cabo con los subordinados y la limosna con los necesitados. Y aunque la ciencia se empeñe en descubrir la base genética del altruismo nosotros siempre querremos pensar que es una virtud del alma. Frente a ella, aquellos que la recibimos como virtud de héroes, solo nos queda admirarla y sobre todo agradecerla, un agradecimiento permanente por mucho que el tiempo se encargue de borrar sentimientos y recuerdos. Pero en el caso de Gemma, hay además un segundo elemento que me gustaría destacar y es la CONFIANZA, entendida esta como aliento y vigor para tomar decisiones, a veces difíciles incluso en el ámbito familiar, pero sobre todo como aprecio de las cualidades recomendables en el tercero receptor del propio acto generoso. Y ese tercero, somos todos nosotros como orgaceños, representados por la institución pública que es nuestro Ayuntamiento. Porque Gemma no quiso prolongar su terrenal existencia tras su fallecimiento dejando un rosario de condiciones de difícil asunción y cumplimiento por parte de los orgaceños, algo más que frecuente en algunos legados recibidos por otras entidades o instituciones. Simplemente quiso que el Castillo, que con tanto amor recibió de sus padres, fuese ahora de todos los orgaceños. Sin más, a sabiendas y con la plena confianza de que siempre sería y será usado para los mejores fines y con la mejor voluntad. Su DISCRECIÓN en la vida diaria siempre fue también una de sus virtudes, y el paso de los años hizo que Gemma se integrara en el sentimiento de un pueblo, donde hundió de tal forma sus raíces valencianas hasta sentirse una más entre nosotros. No podía ser de otra forma, y su última voluntad no viene sino a testimoniar su fe en la gestión pública de un bien que ella supo valorar y mimar como nadie. Un bien que por otra parte siempre tuvo especialmente disponible para todos aquellos que lo solicitasen con un buen fin, como ocurriera en la Recepción de Banderas en el Centenario de la Adoración Nocturna de Orgaz, donde concurrieron invitados de toda la Diócesis. Y es que la Fe, en este caso con mayúsculas y como expresión sublime de la religión cristiana, de Gemma debió ser mucha, haciendo también patronos en su vida a Nuestra Virgen del Socorro y a nuestro Santísimo Cristo del Olvido.  Vaya para ella, dignísima Jimena del ya lejano 1972, mi más emocionado recuerdo.

Gracias a personas como Gemma y a tantas otras, muchas veces anónimas que luchan día a día por nuestro pueblo, Orgaz trasciende hoy el ámbito de lo local, para ser más universal que nunca. Si algo nos han dejado las nuevas tecnologías de la información, es la posibilidad de VIVIR Orgaz en el día a día, allá donde nos encontremos. Los años 71 y 72, cuando Gemma y yo misma eramos todavía unas chiquillas se “inventaba” el primer microprocesador , el auténtico cerebro electrónico de las computadoras, más pequeño que una uña, capaz de generar 4 bits de información con una frecuencia de órdenes de 60.000 operaciones por segundo. Poco podíamos imaginar entonces que mientras la nave espacial Pioneer 10 iba camino de Júpiter portando el mensaje de vida inteligente en nuestro planeta a otras galaxias mediante diagramas comprensibles sin código lingüístico común, esa herramienta del progreso, facilitaría a tantos orgaceños y orgaceñas, que un día hubimos de dejar nuestro pueblo en lo físico,  no rendirnos a la tentación de asomarnos cada mañana al alféizar de esos ventanales abiertos a nuestro devenir colectivo que son las actuales páginas web. Y desayunamos con avidez desde la información y las noticias de la página correspondiente a nuestro Ayuntamiento, hasta las novedades históricas que nuestro amigo y paisano Jesús Gómez Fdez-Cabrera “cuelga” con asiduidad en la suya. Y ya de paso nos damos una vuelta por esa encomiable iniciativa ciudadana que pretende poner en valor la cultura propia de Orgaz y que capitanea Rubén García-Castro. Formas todas ellas de reafirmar el vínculo de lo orgaceño desde el respeto, el conocimiento y el amor hacia lo propio. Historia, personajes, patrimonio, leyendas, tradiciones, información local o turística. Todo al alcance de la mano y a golpe de un ratón que ha dejado de ser un inquieto y a veces incómodo roedor para convertirse en el más habitual y tecnológico morador de nuestros hogares.

Porque Orgaz ha sido desde siempre referente histórico y cultural. Pocos pueblos podrán presumir de tener 3 páginas monográficas de internet abiertas al mundo y singulares publicaciones sobre su Historia, ya desde 1887, año en que el gran médico, humanista e incluso político, D. Juan Moraleda y Esteban, terminara de escribir su libro “La Villa de Orgaz”, libro que por cierto nunca vería la luz hasta que en 1964 nuestro Ayuntamiento lo editara actualizado en su ortografía y redacción, puesto al día por otro orgaceño de profundo amor a su pueblo y cuyo recuerdo emocionado -el de mi padre- no puedo ni quiero obviar hoy. Y es que como dijera Samuel Butler, “los libros más viejos son recién aparecidos para quienes no los han leído”. Y siempre habrá una nueva generación de orgaceños que aprendan su historia y sus tradiciones en aquellos libros que ya sus bisabuelos hojearon o leyeron.

En suma pues, la posibilidad de sumergirnos en las raíces y la esencia de Orgaz desde el último rincón de esa aldea global que es hoy el mundo en el que nos ha tocado vivir. La posibilidad de mantener vivo ese nexo que nos une al pueblo de nuestras vidas cuando precisamente las circunstancias de la propia vida o un mero viaje vacacional nos aleja de los horizontes orgaceños. Y un auténtico lugar de reencuentro para aquellos “orgaceños por el mundo” que desde Australia -como es el caso de mi propio hijo- París, Ámsterdam o incluso las Américas, comienzan ya a ser la avanzadilla de una Legión que se encargará sin duda de divulgar nuestro sentimiento allende nuestras fronteras.

Pero a pesar de la revolución tecnológica, que nos hace vivir y sentir Orgaz desde la distancia, nuestra existencia y devenir no debe dar al traste con algo tan consustancial a nuestra propia razón de ser como los mitos y leyendas. Precisamente en unos tiempos en que los mismos no gozan de buena reputación, siempre tachados de farsa o cuento. Pero nuestro devenir está marcado por los mismos: la respuesta a tantos interrogantes que cada sociedad plantea. Gracias a ellos podemos entrar en contacto con aquello que nos trasciende. No buscamos una interpretación científica, a veces sólo una aproximación histórica de un evento determinado, sino fijar unas raíces colectivas que nos identifican y enorgullecen. Hoy como ayer queremos creer que Dª Jimena Díaz nació en nuestro Orgaz, siendo el Cid Campeador primer Alcaide de la Villa, una vez que el reino de Toledo pasó a formar parte de Castilla, en los tiempos del Rey Alfonso VI. Un título en suma honroso que obtendría al desposar en Burgos con nuestra Dª Jimena Gómez de Gormaz, hija del Conde de Gormaz, muerto por el propio D. Rodrigo para vengar las ofensas inferidas por aquel a su anciano padre, Diego Laínez.

Desde el marco incomparable de esta plaza, y gozando de “su noble traza, mientras la luz la inunda de repente y es dorado retablo en el poniente la Iglesia que trazara Churriguera”, -tal y como diría en sus versos el poeta Fdez. Pombo- preparémonos para disfrutar con la coronación de Gemma de la Rica y para participar en todas sus actividades. Mañana, como hace cuarenta años, subiremos a nuestra Virgen del Socorro y ofreceremos flores y todo nuestro amor a nuestra eterna Patrona. Si entonces fue nuestro párroco D. Benito el oficiante, mañana lo será D. Miguel Ángel. Si entonces echábamos el broche final a la Fiesta en el Teatro Calderón  con  la tragedia grotesca de Arniches “El Casto Don José”, mañana lo cerraremos Dios mediante en el Teatro Auditorio con el Huésped del Sevillano de nuestro casi paisano maestro Guerrero. Muchos años han pasado desde la ya lejana primavera del 68. Aun así, nuestra todavía joven Fiesta sigue respondiendo a aquella filosofía que sus promotores quisieron imprimir en ella y cada paso emana ya el cálido olor de las tradiciones añejas. Va cambiando el marco físico al compás del progreso y los nuevos acontecimientos, y vamos pasando los que un día fuimos protagonistas, pero quedará siempre la esencia de nuestra Fiesta, cuna de valores y tradiciones, capaces de unir a un pueblo en torno a su historia, cultura y creencias. Porque más allá de esa experiencia grupal que contrapone lo lúdico frente a lo laboral, nuestra fiesta invierte el orden espacio-temporal cotidiano, aderezando nuestra cultura popular, transmitiendo sus reglas en forma de tradición y fomentando su aprendizaje mediante la participación. Una participación en la que confluyen connotaciones antropológicas y psicológicas, combinando certeramente un marco incomparable, como lo es nuestra muy Noble, Leal y Antigua Villa, con el mito y la leyenda de su origen, en una búsqueda sublime de la autoafirmación y el reconocimiento colectivo que configuran nuestra identidad cultural. Una Fiesta donde la reina no es reina sino Jimena, ya habla por si sola de la misma.

Hoy, pasados poco más de 900 años de la Leyenda o del Histórico Hecho que nos une e identifica, ¡que más nos da eso ahora¡, podemos parafraseando al romancero decir al unísono y mirando a nuestra flamante y bellísima Jimena 2011,

“Tan hermosa iba Jimena
Que suspenso quedó el Sol
En medio de su carrera
Por poderla ver mejor”

¡FELIZ FIESTA DE PRIMAVERA 2011¡

 

 

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Debo este texto a Diego F. Perea Ruiz Tapiador. Gracias!


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Creación: julio 2011 / Última modificación: