Guillén de Casto y Bevís
(1569-1631) |
REY |
Conde de Orgaz, Peransules, Laínez, Arias Gonzalo, los cuatro que hacéis famoso nuestro Consejo de Estado. Esperad, volved, no os vais; sentaos, que tengo que hablaros. [...] |
Y más adelante, Diego Laínez, el padre del Cid , se refiere al padre de Jimena como el Conde de Orgaz, y aclara que también es conocido como conde Lozano:
DIEGO LAÍNEZ |
¡Hijo, hijo del alma! ¡Ese sentimiento adoro, esa cólera me agrada, esa braveza bendigo! ¡Esa sangre alborotada que ya en tus venas revienta, que ya por tus ojos salta, es la que me dio Castilla, y la que te di heredada de Laín Calvo y de Nuño, y la que afrentó en mi cara el Conde, el Conde de Orgaz, ése a quien Lozano llaman! ¡Rodrigo, dame los brazos! Hijo, esfuerza mi esperanza y esta mancha de mi honor, que al tuyo se extiende, lava con sangre; que sangre sola quita semejantes manchas. Si no te llamé el primero para hacer esta venganza, fue porque más te quería, fue porque más te adoraba; y tus hermanos quisiera que mis agravios vengaran por tener seguro en ti el mayorazgo en mi casa. Pero, pues los vi al proballos tan sin bríos, tan sin alma, que doblaron mis afrentas y crecieron mis desgracias, a ti te toca, Rodrigo. Cobra el respeto a estas canas; poderoso es el contrario, y en palacio y en campaña su parecer el primero, y suya la mejor lanza. Pero, pues tienes valor y discurso no te falta, cuando a la vergüenza miras, aquí ofensa y allí espada... No tengo más que decirte, pues ya mi aliento se acaba, y voy a llorar afrentas mientras tú tomas venganzas |
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En el Acto II, se produce el siguiente diálogo entre el Rey y Perunseles en el que se da noticia de la muerte del padre de Jimena a manos del Cid, y se alude a él como Conde de Orgaz
REY |
Pues, ¿qué ha sido? |
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PERANSULES |
Un enemigo,... | |
REY |
¡Peransules! | |
PERANSULES |
...un rapaz ha muerto al Conde de Orgaz. |
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REY |
¡Válame Dios! ¿Es Rodrigo? | |
PERANSULES |
Él es, y en tu confianza pudo alentar su osadía. |
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REY |
Como la ofensa sabía 880 luego caí en la venganza. Un gran castigo he de hacer. ¿Prendiéronle? |
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PERANSULES |
No, Señor. | |
ARIAS GONZALO |
Tiene Rodrigo valor, y no se dejó prender. 885 Fuese, y la espada en la mano llevando a compás los pies, pareció un Roldán francés, pareció un Héctor troyano. |
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Y por último, en el acto Acto III doña Jimena, decepcionada tras la muerte de su padre, ofrece la hacienda de su "casa de Orgaz", como recompensa a quien le traiga la cabeza de Rodrigo de Vivar:
REY |
¿Quién mi palacio alborota? | ||
ARIAS |
¿Qué tenéis? ¿Adónde vais? | ||
CRIADO |
Nuevas te traigo, el buen rey, de desdicha, y de pesar; el mejor de tus vasallos perdiste, en el cielo está. El santo patrón de España venía de visitar, y saliéronle al camino quinientos moros, y aun más. Y él, con veinte de los suyos, que acompañándole van, los acomete, enseñando a no volver paso atrás. Catorce heridas le han dado que la menor fue mortal. Ya es muerto el Cid, ya Jimena no tiene que se cansar, rey, en pedirte justicia. |
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DIEGO |
¡Ay, mi hijo! ¿Dónde estáis? (Que estas nuevas, aun oídas Aparte burlando, me hacen llorar.) |
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JIMENA |
¿Muerto es Rodrigo? ¿Rodrigo es muerto? ¡No puedo más! ¡Jesús mil veces! |
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REY |
Jimena, ¿qué tenéis, que os desmayáis? |
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JIMENA |
Tengo...un lazo en la garganta, y en el alma muchos hay! |
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REY |
Vivo es Rodrigo, señora, que yo he querido probar si es que dice vuestra boca lo que en vuestro pecho está. Ya os he visto el corazón; reportalde, sosegad. |
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JIMENA |
(Si estoy turbada y corrida Aparte mal me puedo sosegar... Volveré por mi opinión... Ya sé el cómo. ¡Estoy mortal! ¡Ay, honor, cuánto me cuestas!) Si por agraviarme más te burlas de mi esperanza y pruebas mi libertad; si miras que soy mujer verás que lo aciertas mal; y sino ignoras, señor, que con gusto, o con piedad, tanto atribula un placer como congoja un pesar, verás que con nuevas tales me pudo el pecho asaltar el placer, no la congoja. Y en prueba de esta verdad, hagan públicos pregones desde la mayor ciudad hasta en la menor aldea, en los campos y en la mar, y en mi nombre, dando el tuyo bastante seguridad, que quien me dé la cabeza de Rodrigo de Vivar, le daré, con cuanta hacienda tiene la casa de Orgaz, mi persona, si la suya me igualare en calidad. Y si no es su sangre hidalga de conocido solar, lleve, con mi gracia entera, de mi hacienda la mitad. Y si esto no hace, rey, propios y extraños dirán que, tras quitarme el honor, no hay en ti, para reinar, ni prudencia, ni razón, ni justicia, ni piedad. |
Rodrigo Díaz, El Cid. (Burgos) |
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REY |
¡Fuerte cosa habéis pedido! No más llanto; bueno está. |
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DIEGO |
Y yo también, yo, señor, suplico a tu majestad que por dar gusto a Jimena, en un pregón general asegures lo que ofrece con tu palabra real; que a mí no me da cuidado; que en Rodrigo de Vivar muy alta está la cabeza, y el que alcanzalla querrá más que gigante ha de ser, y en el mundo pocos hay. |
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REY |
Pues las partes se conforman, ¡ea, Jimena, ordenad a vuestro gusto el pregón! |
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JIMENA |
Los pies te quiero besar. | ||
ARIAS |
(¡Grande valor de mujer!) Aparte | ||
DIEGO |
(No tiene el mundo suigual.) Aparte | ||
JIMENA |
(La vida te doy; perdona, honor, si te debo más.) Aparte |
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Texto
tomado de Las Mocedades del Cid, de
Guillén de Castro y Bellvis, publicado en Valencia en
1618. Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/las-mocedades-del-cid-parte-i/html/ [Consulta: 15.12.2000]
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Creación: DICIEMBRE 2000 / Última modificación: