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En la obra "Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes
Saavedra con mil documentos hasta ahora inéditos y numerosas
ilustraciones y grabados de época", el invetigador
D. Luis Astana Marín hace una rigurosa y documentada biografía
de Cervantes , a la par que estudia el fondo del siglo, los usos,
las costumbres, todo el movimiento literario, político,
social, guerrero, económico y religioso de entonces.
El Capítulo XLVI del Tomo IV está dedicado a describir el camino de Toledo a Sevilla, tantas veces recorrido por Cervantes, del cual extraigo los siguientes párrafos:
El viaje desde
Toledo a Sevilla hacíase entonces, ya en carruaje o ya
en caballos de posta, en ocho etapas, a razón de unas ocho
o nueve leguas al día. .../... Conque el viaje desde la
Ciudad Imperial a la del Betis, contados los dos días de
reposo, duraba justamente, a menos que algún azar lo retrasase,
diez días..../... Varias veces lo había atravesado
Cervantes, como sabemos, y muchas más lo atravesaría,
porque su destino le impulsaba a recorrerlo para su gloria.
Cervantes abandonaría a Toledo, probablemente en unión de algún amigo o de gente de Sevilla venida a las fiestas de Santa Leocadia, en los últimos días de Abril o primeros de Mayo, cuando en los campos principia a bullir la Primavera, asoman de puntillas los trigos y se abren las cebadas a la granazón. Caminando desde el amanecer, según costumbre, el primer punto que se tocaba, luego de dejar a la derecha Cobisa y Burguillos y a la izquierda Nambroca, era las Ventas de Diezma, a dos leguas y media de Toledo, no lejos del Monte Marica y a la derecha del río Valdecabra, que más adelante cruzábase por un puentecillo. Hace ya dos siglos que no queda de ellas el menor rastro. Desde allí, bajando por entre Chueca y Almonacid, y pasada Villaminaya, que quedaba a la izquierda, entrábase en el término de Orgaz, donde se almorzaba y descansábase un rato. Pertenecía entonces Orgaz, villa muy antigua, al conde de este título; el número de vecinos llegaba a setecientos, y las casas eran regulares. Su riqueza consistía, principalmente, en el vino, aunque se cogía algún trigo y cebada y criábanse cabras y ovejas. La iglesia parroquial tenía por patrono a Santo Tomé apóstol. Dentro del pueblo había dos ermitas, Nuestra Señora de la Concepción y San Andrés; y extramuros, tres, Nuestra Señora del Socorro, San Benito y Santiago. Las Relaciones topográficas de 14 de Febrero de 1576 califican de muy bueno al hospital. Desde Orgaz, ya a cinco leguas de Toledo, seguíase a Yébenes, cruzando la Sierra del mismo nombre, una legua adelante. Yébenes, parte del cual pertenecía a Toledo y parte a la Orden de San Juan, era pueblo de unos seiscientos vecinos. En sus montes abundaban los lobos, zorras y conejos; algunas veces se cazaba el jabalí, y otras, liebres y perdices. Cogíase trigo y vino; pero el terreno, aunque bañado por el río Algodor, pecaba de pobre y desolado. A dos leguas, por entre parajes desérticos, con montes de más de mil metros de altura (los de Cubos y Dorado) y sin divisarse ningún poblado en torno, se llegaba a Las Guadalerzas, en cuya venta hacíase noche. .../... |
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Creación: noviembre 1998 / Última modificación: