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FOLKLORE

Juegos


Cuando yo era niño los juegos se desarrollaban principalmente en las calles del pueblo, donde pasábamos la mayor parte del tiempo libre, siempre que la meteorología lo permitía.

Muchos de los juegos que practicábamos se han perdido actualmente. Hemos de señalar, como rasgo característicos de los juegos, que se daba un elemento de temporalidad, ya que cada estación del año tenía sus juegos de temporada.

Había juegos diferenciados de niñas y de niños. Los que expongo a continuación eran generalmente practicados por los niños, y en algunos de los casos por niñas y niños. Las  niñas también compartían alguno de estos juegos con los niños y  tenían juegos propios, como la comba, el corro, el ratón y el gato, el pité, etc.

Como se verá, son juegos que propiciaban el desarrollo físico y de las capacidades psicomotoras y,  sobre todo, fomentaban la sociabilidad de los niños y adolescentes.


El aro
El burro
La casa
Las chapas
El cirrio
Los cromos

El escondite
La gallina ciega
El guá
Guardias y ladrones
Pídola

El pañuelo
El rescate
La roma (la lima)
El trompo
Las tabas


El aro

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Para jugar se necesitaban dos elementos: un aro y una horquilla, a la que nosotros llamábamos ‘garaba’. El aro debía ser metálico y su tamaño podía ir de los 10 cm. hasta los 100 cm. de diámetro. La horquilla o ‘garaba’, de unos 60 cm. de largo, estaba hecha con una varilla metálica rígida que tenía por un lado una empuñadura y por el otro una especie de U.

El juego consistía en hacer que el aro se desplazara por el suelo empujándolo con la U de la horquilla. Su ejecución se complicaba si se quería hacer pasar el aro por lugares difíciles: siguiendo un bordillo, saltando por encima de un banco, subiendo o bajando escalones, etc. Habitualmente era un juego individual, si bien se hacia en grupos e, incluso, se prestaba a ciertas competiciones.


Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

El burro

Se elegía por suertes a uno, dos o tres  jugadores. Uno de los elegidos  tenía que colocarse con el tronco doblado agarrándose a la reja de una ventana o a la barandilla de la plaza, y los otros se colocaban detrás de él en la misma posición. El resto de los jugadores tenían que saltar sobre las espaldas de los que hacían de burro. Los que estaban debajo tenían que aguantar el mayor tiempo posible, mientras que los que estaban arriba tenían que hacer todo lo posible por no caerse, dado que algunas veces los “montones” que se formaban hacían perder el equilibrio con gran facilidad.  El que se caía pasaba a hacer de burro.



La casa

Uno de los jugadores corría persiguiendo a los demás que, para librarse de su perseguidor, podían subirse en cualquier cosa que estuviera más alta que el suelo: un banco, un escalón, un bordillo, etc., y gritar: “casa”. Si un jugador era tocado por el perseguidor sin estar en “casa”, era  eliminado.

Las chapas

Los tapones metálicos de las botellas de cervezas y refrescos, las chapas,  eran un recurso muy utilizado en juegos diferentes. Uno de estos juegos consistía en simular carreras ciclistas, siendo cada chapa un ciclista. En un suelo arenoso, como el que había entonces en el Paseo, se trazaba un carril bastante largo con curvas y puertos, de un palmo de ancho, marcando sus laterales con un surco continuo de arena a ambos lados de la pista. Cada jugador debía mover su chapa por la pista, sin salirse de ella, ganando el que llegaba primero a la meta. Con las rodillas clavadas en el suelo o puesto en cuclillas, cada jugador movía su chapa impulsándola con el dedo índice que se  apoyaba sobre el pulgar, para coger fuerza. Se soltaba de forma repentina, como si de una ballesta se tratara, golpeando sobre el canto de la chapa, que salía disparada hacia adelante.

Las chapas se seleccionaban y se preparaban según las prestaciones que se querían sacar de cada una.  Se decoraban con la cara de un futbolista, que se recortaba de los cromos que venían en las tabletas de chocolate. El recorte se colocaba en la parte cóncava de la chapa y se cubría con un cristal, que se sujetaba a la chapa con cera, jabón e, incluso, asfalto, que se extraía de la carretera en los días de calor. Para que la chapa pesara más podía rellenarse toda ella de cualquiera de esos elementos; incluso se forraba la chapa con tela para conseguir que se desplazara con más seguridad y menos velocidad.

El cirrio

Se trata de un juego de niños que podía hacerse de forma individual  o en grupo, en espacios abiertos. Para jugar se necesitaban dos elementos: a) un trozo de palo de unos 10 ó 15  cm. de largo,  afilado por los dos lados como un lápiz, llamado cirrio,  y b) una especie de pala o raqueta de 50 ó 60 cm. hecha de un trozo de tabla.

Puesto el cirrio  en el suelo, se le daba en uno de los extremos afilados con la pala, y el cirrio saltaba con fuerza por los aires en dirección imprevisible (con gran peligro para el físico del jugador y sus acompañantes). Cuando el cirrio iba por el aire había que darle con la pala, para mandarle lo más lejos posible (ahora con gran peligro para los cristales de las casas aledañas). Se iba a recoger el cirrio a donde había caído y desde allí se volvía a tirar. Y lo mismo se repetía por tercera vez.

Cada jugador tiraba tres veces, comenzando todos en el mismo punto de partida. Resultaba ganador el jugador que en sus tres tiradas había conseguido llevar el cirrio más lejos.


Los cromos

Creo que también se llamaba a este juego “los santos”. Se jugaba con cromos o con las tapas de las cajas de cerillas recortadas, que los muchachos coleccionábamos en grandes cantidades.  Era un juego colectivo que se hacía junto a una pared.

Colocados los jugadores a  3 ó 4 metros de la pared, cada uno lanzaba un cromo de tal forma que  el que había colocado su cromo más cercano a la pared era el primero, y los demás se numeraban hasta el más retirado, que era el último.
El que había quedado primero cogía todos los cromos que estaban en el  suelo y los tiraba juntos contra la pared, y ganaba los cromos que habían caído de cara. Los que caían de cruz los recogía el segundo jugador, los lanzaba y se quedaba con los que caían de cara, y así sucesivamente con los demás jugadores, hasta que salían todos de cara, y se empezaba el juego de nuevo con otra tirada.

Otra forma de jugar con cromos, para dos jugadores, consistía en poner los cromos boca abajo sobre una superficie lisa y con la mano hueca, se golpeaba sobre un cromo a la vez que se levantaba de forma rápida. Se trataba de dar la vuelta al cromo, y el jugador ganaba tantos cromos como conseguía dar la vuelta. Cuando fallaba pasaba el turno al otro jugador.

Para saber cual de los dos jugadores comenzaba el juego se tiraba un cromo hacia arriba y se pedía “cara” o “cruz”.


Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

El escondite

Se jugaba en lugares abiertos, siendo el número de jugadores todo lo grande que se quisiera.

Al que le tocaba en suerte  se ponía mirando a una pared y contaba en voz alta hasta un número, que se había fijado previamente entre todos, y, mientras, los demás jugadores se escondían donde podían. Cuando terminaba de contar, recitaba con un soniquete característico:

Ronda, ronda,
el que no se haya escondido,
que se esconda,
que tiempo ha tenido
de haberse escondido
Allá va mi gavilán
Con siete uñitas degato
Si nome traes carne en uñas
las orejas te las arranco
Que va, que va, que va
Y que se fue.

Y a continuación empezaba a buscar a los que se habían escondido. En cuanto veía y reconocía a uno, gritaba: ¡por “Andrés”, uno dos u tres!  (en el lugar de Andrés  se decía el nombre del pillado. En ese momento los demás salían de su escondite, el reconocido pasaba a ocupar el papel del otro, y comenzaba el juego de nuevo.


La gallina ciega

Se elegía por suerte a uno de los jugadores y se le tapaban los ojos con un pañuelo. Los demás se ponían a su alrededor procurando que el ciego no le pudiera alcanzar. , mientra decían:

Gallinita ciega ¿qué se te ha perdido?
Una aguja y un dedal.
Échate a buscar, que por el corro está.

Cuando uno era alcanzado, el ciego tenía que adivinar por el tacto de quien se trataba; si lo adivinaba, el alcanzado pasaba a ser la gallina ciega.

Goya. La gallinita ciega o cucharón

Goya.  La gallinita ciega o cucharón . Museo del Prado (Madrid)

El guá

 Todos lo muchachos teníamos bolas de diferentes colores que eran de barro  o de cristal, y las llevábamos en los bolsillos o en una taleguita de tela. El juego se realizaba sobre una superficie terrosa en la que se había hecho un pequeño hoyo llamado “guá”.

Para saber quién tiraba primero  se situaban cada uno de los jugadores con los talones en el guá y tiraban su bola hacia una raya que se había trazado más  o menos lejos; el que más cerca de la raya hubiera puesto su bola era el primero en tirar y le seguían los demás, hasta el más retirado, que era el último.

Juegos infantiles Jan Brueghel el Viejo 1560

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Comenzaba el juego tirando cada jugador su bola en dirección al guá, retiradas unas de otras, y cuando estaban todas en el suelo, era el turno del primer jugador.

El primer jugador  disparaba su bola contra cualquier otra de sus compañeros para alejarla del guá, y tenían que quedar las dos bolas que se habían tocado a una distancia superior a un pie. Lo mismo hacía en el segundo disparo. El jugador disponía de tres disparos, y en el tercero tenía que conseguir meter su bola en el guá. Si lo conseguía, ganaba la bola del compañero a la que había disparado. Si fallaba, pasaba el turno al siguiente y su bola se quedaba en el sitio en que hubiera caído.

Si a un jugador le ganaban su bola quedaba eliminado, o bien podía sacar otra bola que la situaba donde quería, y esperaba su turno para jugar. Cuando se perdía una bola no era necesario entregar la pieza con la que se jugaba, pudiendo dar una de peor calidad.

La forma de tirar las bolas era así: el jugador se ponía con el dedo meñique de la mano izquierda situado donde había caído su bola  y el dedo gordo tocando la muñeca de la mano derecha; puesta la bola sobre la uña del dedo gordo de la mano derecha, dedo que se apoyaba sobre la yema del dedo índice haciendo presión, y al soltar el dedo gordo la bola salía disparada.

El juego de las bolas tenía muchas variantes, siendo la expuesta una de ellas.


Guardias y ladrones

Para este juego se necesitaba que el número de jugadores fuera elevado. Los muchachos se dividían en dos grupos: buenos (guardias) y malos (ladrones), echándolo a suerte.

El campo de juego, que se delimitaba al principio, tenía que ser bastante grande, con lugares para esconderse, como esquinas, árboles, columnas, etc., y se acotaba un espacio determinado con una raya en el suelo que haría de cárcel. Los dos grupos tomaban posiciones, los ladrones  se escondían y, después de haber contado hasta un número que previamente se había fijado,  los guardias comenzaban a buscar a los ladrones. En el momento en que un ladrón era localizado comenzaba a ser perseguido por los guardias, que, cuando lo capturaban, lo llevaban a la cárcel. Cuando todos los ladrones estaban en la cárcel,  se cambiaban los papeles y los guardias pasaban a ser ladrones, comenzando el juego de nuevo.


Pídola

Se practicaba en cualquier calle o plaza, puesto que no era necesario mucho espacio. Básicamente consistía en que un jugador hacía de “burro” y el resto saltaban por encima de él.

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Al comenzar el juego se sorteaba para elegir quien hacía de  “burro”. El que tenía la mala suerte de ser elegido  se tenía que colocar en el lugar fijado (en paralelo  a una raya que se había marcado en el suelo) y  doblaba su cuerpo por la cintura apoyando los brazos sobre los muslos, para permitir que los demás, poniendo sus manos sobre las espaldas del “burro”, pudieran pasar por encima de él abriendo las piernas, de tal manera que la pierna derecha pasaba por la parte de la cabeza, y la izquierda por el culo. Esto era “saltar a pídola”.

Cuando todos los jugadores habían saltado una vez, el “burro” se alejaba un poquito de la raya y todos repetían  el salto de nuevo, y si todos pasaban, el “burro”  se retiraba otro poco más, con lo cual el salto se hacia cada vez más difícil, ya que había que hacerlo sin pisar la raya. Cuando la distancia ya era demasiado grande para un solo impulso se saltaba dando  “una media” y “una entera”: el saltador cogía carrerilla, ponía un pie delante de la raya y daba una zancada (la “media”) y  después ponía los dos pies juntos ( la “entera”) justo delante del “burro” tomando impulso para saltar.

Si todos saltaban con éxito, el “burro”  se volvía a alejar de la raya y todos saltan dando  "dos medias" y "una entera",  y así se iban aumentando las “medias”, hasta que uno de los saltadores fallaba. El que fallaba pasaba a hacer de “burro”, comenzando el juego de nuevo.

Este juego solía acompañarse de la siguiente canción:

Al rey de los monumentos
Con su corona y su centro
Con su centro y su corona
Salto por encima esta mona
La mona que está debajo
En el culo la picao un grajo
A la una pario la mula
A las dos tiro la coz
A las tres los tres brinquitos de san Andrés
Que son Pedro, Juan y Andrés
A las cuatro el mejor salto
A las cinco el mejor blinco
A las seis en la camochita me le deis
A las siete le inco el corchete
A las ocho le inco el corcho
A las nueve saco mi borriquito y bebe
A las diez otra vez

 

A las once llaman en ca el conde
Con campanitas de bronce
A las doce le responden
¿Que quiere usted?
¿Lique , culá o azote?
A las trece pario la perra
La perra desorejada
Pario en una cañada
Pario tres cachorritos
Blanco,negro y colorao
Estirando de lo blanco
Se estremece todo el campo
Estirando de lo negro
Se estremece todo el pueblo
Y estirando de lo colorao
Cada pajarito se va por su lao.

Una variante de la pídola era como sigue: todos los jugadores hacían de burro, se colocaba uno en primer lugar y sobre él saltaba el segundo, que después de saltar se colocaba de burro a continuación, el tercer jugador saltaba sobre el primero y sobre el segundo y se colocaba  de burro a continuación, y así todos los jugadores, formándose una fila tan larga como jugadores hubiera.

Otra variante más de la pídola consistía en que un jugador hacía de burro y los demás tenían que saltar sobre él, si bien el salto se tenía que acompañar con acciones que sucesivamente se iban complicando, por ejemplo: dar con el tacón del pie derecho en el culo del “burro” (que se conocía como pídola con “lique”), lo anterior más tocar con la mano izquierda la cabeza del “burro, saltar apoyando en el burro una sola mano, etc.

 


El pañuelo

Los jugadores se repartían en dos equipos, tomando cada uno de ellos un número del uno en adelante.

El campo de juego era así: se dibujaban tres rayas paralelas en el suelo separadas entre sí como 10 o 15 metros. En uno de los extremos de la raya central se situaba un muchacho con el brazo extendido hacia delante y sosteniendo un pañuelo en la mano. Cada equipo está situado detrás de cada una de las otras dos rayas, sin pisarlas.

Cuando el del pañuelo gritaba un número, los jugadores de ambos equipos que tenían adjudicado ese número salían corriendo hacia la raya central,  para coger el pañuelo y, con él en la mano, volverse a su campo. El jugador que cogía el pañuelo era perseguido por el otro, y si era tocado por la espalda quedaba eliminado. Si conseguía llegar sin ser tocado, el eliminado era el otro jugador.


El rescate


Este juego viene a ser una variante del juego de Guardias y ladrones. Los ladrones no se escondían, sino que eran perseguidos directamente por los guardias. La gracia del juego estaba en que los ladrones podían rescatar a sus compañeros cuando estaban en la cárcel, para lo cual tenían que acercarse hasta el compañero cautivo y tocarle con la mano.

Cuando había varios cautivos, se ponían cogidos de la mano, por orden: el que fue cogido primero se coloca el primero de la fila y el  último en ser cogido se colocaba al final, agarrado a un árbol o una ventana que se había determinado previamente como cárcel.  Cuando un ladrón que estaba libre se acercaba  a la cárcel tocaba con la mano al primero de los cautivos, que quedaba liberado, y para liberar al siguiente había que repetir la operación, cosa difícil ya que los guardias siempre estaban al acecho.

La roma (la lima)

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Llamábamos roma a un trozo de hierro de un palmo de largo con una de las puntas bien afiladas (se utilizaba mucho una lima vieja). El juego lo ejecutaban dos jugadores. Se dibujaba en la tierra un gran rectángulo  y se partía por la mitad. Cada parte era el territorio de uno de los jugadores.  Para saber cual de los dos jugadores comenzaba el primero, ambos tiraban su roma para clavarla en el suelo lo más cerca posible de la raya central, siendo el primero el que más cerca la clavaba.

Situado dentro de su territorio, el primer jugador clavaba la roma en el terreno del contrario, y si clavaba la roma, sin salir de su terreno, dibujaba una raya lo más grande posible delimitando un trozo de terreno que le ganaba al contrario y pasaba a anexionarse al suyo. Esta nueva raya debía pasar por el punto en que el jugador clavó su roma. El jugador seguía tirando tantas veces como pudiera mientras clavara bien la roma en el suelo. Si fallaba, pasaba el turno al otro jugador, que tenía la ocasión de recuperar su terreno y robarle terreno al contrario. El juego terminaba cuando el suelo de uno de los jugadores se había quedado tan reducido que no podía situarse de pie dentro de él.


El trompo

Dice el DRAE que el trompo ó peonza es un juguete de madera, de forma cónica y terminado en una púa de hierro, al cual se arrolla una cuerda para lanzarlo y hacerle bailar.

Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Se juntaban varios muchachos y, sobre un suelo terrizo, se dibujaba un círculo de unos dos metros de diámetro. Cada jugador tiraba el trompo en el centro del círculo con tal habilidad que, dando en el centro del círculo, el trompo no se quedara dentro. Si un trompo se quedaba dentro del círculo los demás jugadores podían tirar su trompo contra él, haciéndole marcas con el rejo, a las que se denominaban ‘higos’.

El rejo o púa de hierro solía ser pequeño y redondeado, por eso algunos  lo cambiaban por uno más grande y bien afilado.

El juego del trompo tenía muchas variedades. Un de ellas consistía en poner una moneda en el centro del círculo  y los jugadores intentaban sacarla moneda con su trompo.

Una vez que el trompo estaba bailando en el suelo, se podía coger con la mano y lanzarlo contra la moneda. Para coger el trompo y que éste siguiera bailando en la palma de la mano había que tener habilidad para hacerle subir del suelo a la mano, entre el dedo índice y el dedo corazón, con el dorso de la mano contra el suelo.


Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560
Juegos infantiles. Jan Brueghel el Viejo. 1560

Las tabas

Es un juego que recibe su nombre del  hueso con el que se practicaba. La taba es el astrágalo, un hueso corto situado en el  brazuelo del animal. Se utilizaban las tabas de oveja, de cabra, de cerdo. Las tabas, incluso, se pintaban de colores. 

Existían variedades en el juego, si bien giran todas en el hecho de lanzar las tabas hacia arriba, ganando cuando quedaban las partes salientes del hueso hacia arriba y perdiendo cuando quedaban las partes hundidas en la cara superior.

Con las tabas se ponía en juego cualquier cosa que tuviera cierto interés: cromos, alfileres, etc.


Métodos de elegir

 Antes de comenzar cualquier juego había que elegir quién era el primero en jugar y el orden de los demás, o había que formar dos equipos, o elegir el campo de juego, etc. Para ello se utilizaban distintas fórmulas, como estas:

  • Echar a suertes: un muchacho cogía una china, y llevándose las manos a la espalda para no ser visto, la colocaba en una de sus manos y luego presentaba las manos cerradas a otro, que elegía una de las manos. Si la mano no tenía la piedra había ganado, y seguía con la piedra el mismo, que volvía a repetir. Cuando uno elegía la mano donde estaba la piedra, entonces este se quedaba con ella, quedando libre el que la había tenido. Y así hasta que el último que se quedaba con la piedra, que era el perdedor.

  • Los pies: dos muchachos se situaban enfrente uno del otro separados 3 o 4 metros, y avanzaban hacia delante poniendo su pie derecho tocando con el talón la puntera del pie izquierdo, y luego el izquierdo delante de derecho, etc.  Cada jugador de forma alternativa iba colocando un pie por turno. Perdía el jugador al que cuando le correspondía su turno no encontraba espacio para colocar su pie, por tener el pie del contrario ya enfrente.

  • Para sortear también se utilizaba una canción. El que hacia el sorteo recitaba la canción a la vez que iba señalando a cada uno de los jugadores, que estaban situados alrededor, cada vez que pronunciaba una palabra de la canción, que decía:

    Una dola, tela carola
    Quina quitete.
    Estaba la reina
    En su gabinete.
    Vino Gil,
    Apagó el candil.
    Candil candilón,
    Cuéntalas bien
    Que las veinte son.

El  que estaba siendo apuntado en el momento de pronunciar la palabra “son” era el elegido.

  • Entre las chicas, para sortear quien se quedaba cuando comenzaban el juego del escondite, en lugar de señalarla directamente, se iba señalando sucesivamtente a cada una de las que se iban salvando , hasta que sólo quedaba una que era la que “se quedaba”. Para ello se recitaba con un canturreo, y dice así:

    Un gato se cayó en un pozo
    Las tripas le hicieron guá
    Arremoto tipitoto
    Arremoto tipitá
    Tú salva estás

  • Otro método utilizado por las niñas en distintos juegos ,  tenía la particularidad de que la chica elegida era la encargada de señalar a la jugadora de la que era objeto la selección. También se  recitaba un canturreo, que decía así:

Tengo una mona que es tonta
¿Verdad que sí?

La mandé a por tabaco y me trajo perejil
¿Verdad que sí?

Rosa con rosa
Clavel con clavel
Dime niña
A quien moja
.

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Creación: septiembre 2009 / Última modificación: